El fin de un ciclo
Los ciclos económicos son fluctuaciones de la economía en la producción o la actividad económica durante varios meses o años. Estas fluctuaciones se producen regularmente en torno a una tendencia de crecimiento a largo plazo, e implican generalmente, cambios entre los períodos de crecimiento económico o de expansión, y los períodos de relativo estancamiento o recesión. (Burns, 1946).
Las etapas del ciclo son:
- Desarrollo: En esta etapa se desarrollan nuevos negocios, sin obtener un margen de rentabilidad
- Crecimiento: Una vez que los nuevos negocios o actividades, ya se encuentran en el mercado, se observa un incremento de la rentabilidad. Ingresando nuevos jugadores atraídos por el aumento en la tasa de crecimiento económico.
- Auge: El mercado atraviesa una etapa de madurez, la cual, puede ser extendida o consolidada mediante el desarrollo de políticas adecuadas, caso contrario, se cae en una etapa de recesión
- Recesión: Se caracteriza por una baja tasa de crecimiento económico, incremento del endeudamiento, aumento del nivel de desempleo, fuga de divisas y cierre de empresas.
Estas fluctuaciones pueden medirse mediante el empleo de algunos indicadores como la tasa de crecimiento del PBI real.
La duración, de los ciclos económicos es de más de un año a diez o doce años, y no son divisibles en ciclos más cortos. La duración de los ciclos en Argentina es de 12 años.
La finalización de los ciclos económicos, históricamente se produce en el mes de Diciembre: 2001, 1989,……y así podemos llegar a principios del Siglo XX, más precisamente a 1905, con la revolución radical.
Pero, cabe preguntarse si se trata de fluctuaciones recurrentes cada doce años, no se pueden llevar adelante acciones para prevenirlas?La respuesta que daría no es concluyente: “Sí, tal vez se podría”.
Mediante políticas de desarrollo sustentable, políticas de promoción industrial, mejorando la infraestructura, etc., etc. Estas medidas se tomaron, desde La Ley 19640 de Promoción Industrial del ´72 hasta la sanción en 2009 de la Ley 26.539, se fomentó la radicación de empresas en zonas desfavorables.
Sin embargo, estas políticas activas no ponderaron algo fundamental: “La cadena de valor” (Porter, 1987).
En realidad, las empresas, no pueden elaborar sus productos totalmente en Argentina, porque la materia prima, los componentes o las partes que los integran, no se fabrican en el país, sino que deben importarlos, aumentando el Precio interno de los mismos, y, el monto de los subsidios que el Estado Nacional debe otorgarles a las empresas promocionadas para que sigan existiendo.
El país enfrenta el fin de este nuevo Ciclo económico con un sector productivo débil, una gran dependencia de proveedores externos, serios problemas energéticos, un nivel de endeudamiento mayor al reconocido (montos a pagar a Fondos Buitres, Repsol y otros), fondos previsionales saqueados, sistemas educativos y sanitarios en decadencia, carencia de ecologic dumping, 18.300.000 argentinos viviendo de planes sociales, no reconocimiento de la inflación y distintos tipos de cambio (Oficial, Turista, Blue…) y podría continuar enumerando señales de mercado pero, como versa el dicho: “para despegar, previamente se debe aterrizar”